Las gotas de lluvia
el aroma a jazmín
la luz tamizada entre naranjos
callejones, recovecos, misterios
embrujo y zapateo
sombras y jadeos
flamenco por sus costados
Granada, una pasión
martes, 16 de diciembre de 2008
jueves, 11 de diciembre de 2008
QUIZÁS TÚ
Quizás tú
que me miras de reojo
sin parecer que me miras
Quizás tú
que con tu rostro adusto
enmascaras esas cosquillas
que aún siente tu alma
Quizás tú
que sin saberlo lo sabes
y deambulas siguiendo mis huellas
y pisas donde yo puse mi pie
y caminas mis pasos ya dados
Quizás tú
sí, tú
que ocultas tu dolor
que alientas el desaliento
que te resignas a la fatalidad
tú, te rendirás al deseo y volverás a mí.
que me miras de reojo
sin parecer que me miras
Quizás tú
que con tu rostro adusto
enmascaras esas cosquillas
que aún siente tu alma
Quizás tú
que sin saberlo lo sabes
y deambulas siguiendo mis huellas
y pisas donde yo puse mi pie
y caminas mis pasos ya dados
Quizás tú
sí, tú
que ocultas tu dolor
que alientas el desaliento
que te resignas a la fatalidad
tú, te rendirás al deseo y volverás a mí.
martes, 9 de diciembre de 2008
AUSENTES
De entre la muchedumbre surgió tu rostro
impávido,mortecino, ausente...
Tus ojos, escondidos tras los ahumados cristales del abandono,
querían no ver que mi sombra, aún, estaba enganchada a tu recuerdo.
Dos pasos nos separaban
y no era la distancia, era el olvido el que nos alejaba
tu mirada se enganchó en mi pelo y yo luche por ahuyentarla
mi mirada se aferró de tu alma
pero estaba helada y resbaló hacia las tinieblas.
Tu aliento y mi aliento,
como riachuelos que amamantan un cauce árido,intentan fluir
pero el seco aire que nos rodea lo arrasa todo.
Tu sigues caminando, hacia adelante, sin volver la vista
pero es tu corazón el que ha tropezado
se ha caído de nuevo y ese dolor ralentiza tu paso
pero yo no lo sé, no lo siento
porque tus pasos te llevan lejos de mis esperanzas.
Mañana volveremos a coincidir en un mismo espacio
y tú por tu lado y yo por el mío
seguiremos ausentes a nuestros dolidos corazones.
impávido,mortecino, ausente...
Tus ojos, escondidos tras los ahumados cristales del abandono,
querían no ver que mi sombra, aún, estaba enganchada a tu recuerdo.
Dos pasos nos separaban
y no era la distancia, era el olvido el que nos alejaba
tu mirada se enganchó en mi pelo y yo luche por ahuyentarla
mi mirada se aferró de tu alma
pero estaba helada y resbaló hacia las tinieblas.
Tu aliento y mi aliento,
como riachuelos que amamantan un cauce árido,intentan fluir
pero el seco aire que nos rodea lo arrasa todo.
Tu sigues caminando, hacia adelante, sin volver la vista
pero es tu corazón el que ha tropezado
se ha caído de nuevo y ese dolor ralentiza tu paso
pero yo no lo sé, no lo siento
porque tus pasos te llevan lejos de mis esperanzas.
Mañana volveremos a coincidir en un mismo espacio
y tú por tu lado y yo por el mío
seguiremos ausentes a nuestros dolidos corazones.
miércoles, 26 de noviembre de 2008
SU ETERNA SOLEDAD
Un nuevo reproche, una nueva desgana.
Dos caminos que se alejan de la vereda que una vez caminaron juntos.
-¡Escúchame!
-¡No, escúchame tú!
Y ninguno de los dos tiene palabras que arrullen los oídos del otro. Ya no hay sonrisas, ya no hay reproches, sólo ausencia de palabras, ausencia de caricias, ausencia de besos, ausencia, ausencia, ausencia...
¿Cuándo el movimiento de los labios abandonó el sonido?¿Cuándo la mirada comenzó a vagar esquiva por los rincones? ¿Cuándo dejaron de amarse?
Una marea de desganas arrulla sus orillas y ellos, varados en playas yermas, se abandonan a su soledad sin percibir que el otro está cerca, a su lado.
La niebla emborrona el horizonte y la cercanía. Apenas la espuma del rompeolas es el único signo de movimiento que los envuelve.
Todo se ha detenido, el viento, el mar, las nubes, las hojas del árbol que sombrea sus últimos sueños... el latido de sus corazones.
Viven juntos en su eterna soledad y apenas les bastaría una mirada para saberse acompañados.
Dos caminos que se alejan de la vereda que una vez caminaron juntos.
-¡Escúchame!
-¡No, escúchame tú!
Y ninguno de los dos tiene palabras que arrullen los oídos del otro. Ya no hay sonrisas, ya no hay reproches, sólo ausencia de palabras, ausencia de caricias, ausencia de besos, ausencia, ausencia, ausencia...
¿Cuándo el movimiento de los labios abandonó el sonido?¿Cuándo la mirada comenzó a vagar esquiva por los rincones? ¿Cuándo dejaron de amarse?
Una marea de desganas arrulla sus orillas y ellos, varados en playas yermas, se abandonan a su soledad sin percibir que el otro está cerca, a su lado.
La niebla emborrona el horizonte y la cercanía. Apenas la espuma del rompeolas es el único signo de movimiento que los envuelve.
Todo se ha detenido, el viento, el mar, las nubes, las hojas del árbol que sombrea sus últimos sueños... el latido de sus corazones.
Viven juntos en su eterna soledad y apenas les bastaría una mirada para saberse acompañados.
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