miércoles, 26 de noviembre de 2008

SU ETERNA SOLEDAD

Un nuevo reproche, una nueva desgana.
Dos caminos que se alejan de la vereda que una vez caminaron juntos.
-¡Escúchame!
-¡No, escúchame tú!
Y ninguno de los dos tiene palabras que arrullen los oídos del otro. Ya no hay sonrisas, ya no hay reproches, sólo ausencia de palabras, ausencia de caricias, ausencia de besos, ausencia, ausencia, ausencia...
¿Cuándo el movimiento de los labios abandonó el sonido?¿Cuándo la mirada comenzó a vagar esquiva por los rincones? ¿Cuándo dejaron de amarse?
Una marea de desganas arrulla sus orillas y ellos, varados en playas yermas, se abandonan a su soledad sin percibir que el otro está cerca, a su lado.
La niebla emborrona el horizonte y la cercanía. Apenas la espuma del rompeolas es el único signo de movimiento que los envuelve.
Todo se ha detenido, el viento, el mar, las nubes, las hojas del árbol que sombrea sus últimos sueños... el latido de sus corazones.
Viven juntos en su eterna soledad y apenas les bastaría una mirada para saberse acompañados.

2 comentarios:

almena dijo...

Cómo pesa la soledad en compañía.

Besos mil

TORO SALVAJE dijo...

Esa soledad es la peor de todas.

La horrorosa soledad compartida.

Saludos.