domingo, 5 de diciembre de 2010

LAS HORAS TRASNOCHADAS








La negrura de la horas trasnochadas
se agrieta hasta romperse
se disuelve en un gris
traspasado por un rayo que ahonda la herida
que atraviesa y desgarra
y el blanco que empuja se rompe en rojo fuego
y quema y estalla en mil naranjas que se apagan
en salpicaduras amarillas
y el blanco renace del rojo enmarcado en añiles
y navega hacia el horizonte de azules
navegado de blancos
blancos que caen,
ahogados
cae el blanco que oscurece
y el rojo se hace púrpura y el púrpura cárdeno
se duele en la caída el blanco y se despinta
se apaga y se abriga de negro
otra vez
hasta alcanzar las horas trasnochadas.

sábado, 27 de noviembre de 2010

EDIFICIOS
























Ventanas, miles de ojos acechantes,
vidas escondidas en el gris
vigilan olvidos en sepia
un elefante en una azotea,
deliro,
me falta el aire que se absorbe en las grietas translúcidas
de hierros retorcidos en laberintos de hormigón,
como hormigas, caemos en la trampa de
un edificio que escupe hormigas
paseo el asfalto
y el elefante, encaramado en blanco, me acecha
cristal de estación a medio derruir
ascensores sin poleas
ventanas en las esquinas de los remolinos de la ciudad
precipicio
Paris exiliado o derruido
como Babel, edificio sobre edificio
ventana sobre ventana
el minotauro en su laberinto sepia
sobre gris
y la huída en rojo sobre el azul que tiende un puente
alejándose del Nacional:
café azul y no gris enterrado en sepia.

miércoles, 27 de octubre de 2010

SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS


















La bruma sube desde el río hasta los muelles,
adoquines alineados entre túneles indigestos
colchones ocultos en las entrañas de muros
que cobran desesperanzas y prestan intimidad.
Frío, humedad, niebla,
vaho entumecido.
Un hombre despliega su mortaja,
alisa y mulle su efímera tumba
de la que se despedirá al alba.
Un perro calienta su noche.
Noches de estrellas oscuras
en túneles agonizantes,
en vías asimétricas.
Buenas noches, amigo.
Siempre nos quedará París.

domingo, 19 de septiembre de 2010

TIEMPO






















Ese tiempo cambiante de nubes irisadas o soles apagados
ese tiempo que vuela cuando ríes
que camina como un roble centenario cuando lloras
Tiempo
enemigo que marcha al ritmo de sesenta veces sesenta
amigo que cambia el paso a veinticuatro
monstruo voraz que lanza dentelladas a nuestros sueños
amigo que recoge las lágrimas y las seca en el olvido
Tiempo
camino de vida
meta en la de muerte
Tiempo
lluvia, sol, cielos con estrellas o planetas estrellados
Tiempo
regálale minutos al tiempo
y él te devolverá días
regálale días y te devolverá soles
regálale soles y te devolverá el sueño en la noche
Pero si no quieres más tiempo
si las nubes no son figuras que se modelan en el cielo
sino nido de tormentas furiosas
si el rayo hiere y no ilumina
si el trueno no es un tambor victorioso
respira hondo, cierra los ojos, tiéndete en un lecho de hojarasca
y siente las esquinas de la sequedad
Yo sé que la lluvia que se anuncia con el rayo luminoso
la lluvia que cabalga en el redoblar del trueno
empapa el aire
mulle la tierra
y de la sequedad
nace el musgo esponjoso
que redondea las soledades.

martes, 14 de septiembre de 2010

EL GRANERO (CUESTIÓN DE PUNTERÍA)













Está enfrente del granero encarando la tormenta. El ruido de la lápida al quebrarse le hace volver la cara. Se ha separado el nombre de la fecha. El aire, que se arremolina entre las canas, baja azotando los surcos de su cara y se cuela entre las mellas de los dientes secando la poca humedad que le queda en la garganta. Empuja hacia abajo, para que no se vuele, la pipa de maíz que asoma por el peto. Las piedras arrancadas se arremolinan y giran y giran en el cielo hasta caer frente a él. Patea un guijarro puntiagudo y abre un agujero en la pared del granero. Las canas le azotan los ojos y le ciegan, se las aparta con giros bruscos de la cabeza. Ha metido sus manos sarmentosas en los bolsillos traseros del peto vaquero gastado y las aprieta acompasadas con el sonido repetitivo de las piedras que impactan en la madera carcomida.

Siempre ha tenido buena puntería, pero el temblor, que le sigue como un perro faldero, se la ha ido minando. Hoy no hay temblor, solo piedras incrustándose en la madera. La puerta chirría, la madera tiembla, se resiente con cada impacto y, de vez en cuando, saltan esquirlas verdes y desconchadas. Cada disparo, como una droga, necesita del siguiente. La punta de la bota no se detiene ante ningún peñasco. Ni siquiera es consciente del dolor cuando acierta, con un trozo de la lápida caída, en el único círculo de la diana que queda. El juego de dardos se lo había regalado cuando cumplió siete años: "Puntería, le había dicho, es lo único que separa el cazador de la pieza por cobrar". Otro impacto cerca de la bisagra de la derecha, otra astilla, un ojo más que se abre entre la carcoma. "Puntería". Otro canto incrustado en un jirón de tabla. Un nuevo impacto, el armazón tiembla y la puerta cede.

El granero desparrama sus entrañas podridas ahora abiertas en canal. Se seca la frente con el puño de cuadros gastados, transparentes. El pie derecho sigue arrojando toda su rabia con más fuerza hasta que el perro faldero, que le sigue como un temblor, empieza a morderle. Apenas acierta ya a dar en una viga mohosa o en la soga que se balanceaba al ritmo calenturiento del aire del sur o al cubo de zinc agujereado por el ácido y el olvido. Cae el viento.

Da el primer paso, el más difícil, el que abrirá el surco en una tierra cenicienta. El pie izquierdo avanzaba firme, el derecho se arrastra profundizando en la herida. El polvo se le mete en los ojos sacando las lágrimas que se resistían a morir quemadas por el viento sureño. Lo poco que le quedaba, lo poco que le había dejado lo había arrojado dentro de la ballena, y ahora reclama su vómito. Se acerca a la boca abierta, oscura y mellada.

"Puntería". Sombras. Un paso en falso y una lata se vierte en el suelo. El olor a queroseno gruñe como un perro rabioso. Alza la voz: "Puntería, solo hacía falta puntería...—se lamenta y gime a media voz— Solo necesitabas puntería, cazador". Apenas un quejido sale de entre las mellas de su boca. Se sacude el perro de su pierna, camina despacio hacia el fondo. Ni siquiera el portazo le sobresalta. El pie derecho ahonda la huella, profundiza el camino que recorre el combustible, el izquierdo apenas deja huella. Una bala de paja reseca caída de la pared. Se sienta acomodándose, dibujando el hueco de su cuerpo en un forraje que no alimentará. Mira desde el interior de la ballena que todo lo traga. El viento boquea como una trucha en la orilla y busca dónde enredarse; solo encuentra tambores de otras guerras que avanzan en el horizonte. La puerta se entreabre.

Saca la pipa de maíz reseca, le raspa las entrañas, la vacía, la huele. Rellena de tabaco el hueco, lo aplasta con la uña, chasquea una cerilla en la suela de uno de sus zapatos: el derecho. Una y otra vez, y se gasta frotada la una suela desgastada que no sirve ni para prender fuego. El viento entra y sale lamiendo el granero como una lengua en boca extraña. Intenta con otra y con otra más. El viento barre y una nueva cerilla está en sus manos. Suda. La última cerilla prende y protegiéndola con la mano, la acerca a la pipa y calienta el tabaco. Chupa, aspira, saborea el tabaco requemado. Unas brasas caen desde la boca de maíz. "Puntería".

martes, 20 de julio de 2010

CERRADO POR SEQUÍA





Y POR VACACIONES...

domingo, 6 de junio de 2010

BRÚJULA























Brújula
Sur de un norte que no sabe de agujas imantadas
Este que camina en contra de los amaneceres
Oeste que no es ocaso sino aurora
Los puntos se reflejan en los espejos
y nos devuelven los inversos
y ellos y yo
y tú y vosotros,
y todos y nadie
Brújula

miércoles, 14 de abril de 2010

TIERRA DE TARDÍA MEMORIA

















Graná es tierra de tardía memoria
de injustos olvidos,
sus hijos lo saben y no les importa
y si les importan, se aguantan,
que para eso son granaínos.
Graná espera a la muerte,
para plantar sus laureles
para encumbrar a sus hijos.

domingo, 11 de abril de 2010

LÍNEA RECTA























Me siento como una línea, recta que no sabe adónde va,
que camina entre adoquines y asfaltos
que baila alrededor de las curvas en montañas que son laberintos.
Me siento como una línea ondulada, blanca en un cielo gris
apenas visible, volátil
una línea que cae como un rayo y quema y agujerea
y viaja al fondo de un fondo
y ya no soy recta, soy curva, curva, curva
y asciendo enganchada a las piedras mohosas de un fondo que se desfonda
y salgo y me tiendo al sol y me seco y me estiro
y vuelvo a sentirme como una línea recta
que camina entre adoquines y asfaltos
y que baila alrededor de las curvas en montañas que son laberintos.

domingo, 28 de marzo de 2010

DÍAS CON APELLIDO























Días con apellido
varales y mantos
incienso en las calles
espinas y clavos
el alma de un río
que lleva al monte sacro
miércoles de madrugá
estalla zambra y llanto
hogueras de tomillos
encienden a cien manos
en una danza del fuego
que es del pueblo canto
porque es monte y es granada
y es primavera y es santo

martes, 23 de marzo de 2010

BOCAS QUE MANOSEAN

















Bocas que manosean abiertas,
que restriegan,
que jadean,
que cortan como las estrellas en lo alto
y te aplasta el peso de la culpa
y se hinca en tu espalda la arena,
que ya no es arena sino astillas de cuarzo afilado,
como las estrellas,
como las bocas.
Luz de ganas,
negritud sin estrellas,
años: mil en doce.
Madera de sándalo ahumado,
madero de a ocho en sábado tarde,
marrano como madero de un pozo sin fondo
con voz de ultratumba,
de ultrapozo,
de ultranegro;
voz de dioses sordos en una boca que no es muda pero debiera.
Dios, dioses, Dios: uno y trino;
un trino en la lejanía,
monótono, afilado, persistente
como la voz de un dios en boca de otro que no habla el lenguaje de Dios.
Deformar, deformar las bocas abiertas que no se bañaron en sangre,
deformar los vientos húmedos de sueños sin orillas,
deformar el mar que se traga los sueños,
las noches,
los vientos,
las bocas.
El mar como las bocas:
alfombras de vida:
onduladas, mullidas, hipócritas,
alfombras de muerte.

sábado, 20 de marzo de 2010

DE BOCAS ABIERTAS

















De bocas abiertas, me hablas de bocas abiertas
abiertas como peces que se ahogan
como niños que se agarran fuertes a tetas secas
de bocas abiertas.

Me hablas de bocas abiertas
que esperan soplos y no vientos
que esperan versos y no letras
de bocas abiertas.

Me hablas de bocas abiertas
de hambre que vomitan bocas
de bocas que lamen adormideras
de bocas abiertas.


De bocas abiertas, me hablas de bocas abiertas
bañadas en hielo que quema
bañadas en húmedas arenas ciegas
de bocas abiertas.

viernes, 12 de marzo de 2010

OJOS DE BUEY SOBRE MARES CIEGOS























¿Están de moda los versos de amor?
Mañanas frías, húmedas de noviembre y marzo,
manos que se olvidan de tocar que es su oficio,
ojos de buey izados sobre mares ciegos,
y tu noche sembrada de escarcha que no se derrite.

¿Están de moda los amores eternos?
El tiempo corroe nuestros tuétanos,
nuestros huesos, que ya no sangran,
y nuestros ojos, que ya no sienten
y nuestra piel, que ya no mira,
ni tiembla, ni crecen verdes en ella.

¿Están de moda las modas?
La moda de vivir ha muerto,
la moda de sentir se congela,
la moda de besar, ¡ay la moda de besar!
besar perros, besar ratas,
besar peces que flotan en peceras,
en frías peceras de percal.

¿Qué me queda si yo de modas no sé
y solo sé besar bocas abiertas?

martes, 9 de marzo de 2010

NEGRITUD II



















Luchas contra la enfermedad,
contra tu enfermedad,
esa lepra que no sabes arrancar
y te sientas en una madera podrida,
un tosco banco de esperanza,
y los niños se te acercan,
con su blanca sonrisa negra,
y te derriten tu negro corazón
que se descascarilla
que sangra
y el rojo de la vida
se decanta sobre la negritud
que ya no es negra,
que ni siquiera ya es negra
y tu piel se levanta descarnada
y su piel se descarna sin levantarse
y ambas son rojas,
como la sangre,
como la vida,
como la muerte.

martes, 2 de marzo de 2010

NEGRITUD I























Corazón negro de piel parda,
selva,
pájaros,
cantos que son gritos,
pájaros que son niños,
selvas que son ciudades de vida y madera,
madera de muerte.
Sufrir,
nacer para sufrir,
nacer para sufrir al sol que quema,
el sol que quema las conciencias,
las vides de uvas marchitas,
los sarmientos que solo arden en hogueras de blancos cuerpos tiznados,
poesía,
poema,
rebelión,
lucha,
la negritud enmascarada de rojo,
el amor oculto entre cenizas,
el blanco que se tizna para ser negro,
para sentir negro,
para desprenderse del negro,
porque negro eres en el alma,
negro en la piel,
negro en la sangre roja que derramas,
y negras son las entrañas de los que se comen tu pálida carne negra.

viernes, 26 de febrero de 2010

ESBOZO


















Esbozaré las letras que me devuelvan tu recuerdo:
el vuelo de las gaviotas
será tu sombra
y las orillas
las paralelas que nos separan
tu sol, siempre mi noche
mi soledad, tu madrugada
vagarás por mares de arena
siempre serás otro
nunca el mismo
que envenena mis sueños
como a un camaleón
te cambiaré el color de la piel
y no te reconoceré
te dibujaré pómulos hundidos
y labios marchitos
tus manos será sarmientos que arañan
y cuando te vea
no añoraré tu tacto
porque tu hálito
apenas alcanzará mi resuello

jueves, 25 de febrero de 2010

PIANO DE TECLAS SALADAS

















Llegué a ti buscando el olvido
fustigando las mareas
a lomos de un piano azabache,
de teclas saladas
huyendo
antes de saber
de tus silencios secos
de tu mirada empañada
de tus manos débiles
nada importaba
sentía latir en mis sienes
el tañido, de
palabras, de
tus palabras
a tu pesar, a mi pesar
me hablaste de
olvido, y yo
ni me acordaba.

lunes, 22 de febrero de 2010

ROMA EN VERANO

















Un tango mudo en una plaza con fuente
un cuarteto de cámara con un violonchelo deshilachado
una suave brisa que nace del río
un alma que amanece su día sin soles
un viejo con túnica desdentada
Séneca llevado desde de las calles de Córdoba
un tuerto que es el rey en la plaza de los ciegos
unas monedas que caen a un sombrero raído
otras afanadas entre la muchedumbre
una mujer que aparenta más vida que años
canarios que dicen la buenaventura
porque para malas venturas
están los rayos de sol oblicuos de todas las mañanas
un cura con sotana perdido entre mil vírgenes sin himen
una tienda de pinochos sin Gepetos
ni formones que le insuflen un hálito de vida
vientos que se duermen en las escaleras de la iglesia
y que pisas como las colas de las novias en días de tormentas.
Roma en verano

jueves, 18 de febrero de 2010

LETRAS AL TIEMPO

















Letras al tiempo sopladas sin destino:

T de té a las ocho, de tierra húmeda, de tuétanos arcillosos; de trasluz cuando apagas la tarde, de transgredir el tic-tac de las estrellas trasnochadas.

I de incienso denso en tardes de primavera; de idilio de pieles quemadas, de infierno bendito, de ilusiones desconchadas.

E de enloquecer a dos manos, de espiar tu sueño en mi cama, de enervar tu memoria, de evadir tu mirada.

M de Madrid, de moussaka con mozarela, de mirto sin arrayán, de magmas que curan almas magulladas.

P de palabras perdidas, de puertos sin bocanas, de pavos reales sin plumas, de perder lo imperdible, de palpar en silencio tu alma.

O de olor a años viejos, de olimpo de vengativos dioses vengativos, de otros destinos inciertos, de ocres extensos en desiertos de olivos.

viernes, 12 de febrero de 2010

DESDE UNA TUMBA OLVIDADA


















He dejado olvidado a Marzo, lo último que me contó fue su muerte. Estoy apagada, seca, vacía. Es como si esta historia no pudiera escribirse desde la muerte, no pudiera escribirla desde una tumba olvidada. Tema: la soledad, no, no es la soledad, son las Soledades, Soledades con mayúsculas: soledad del muerto en vida, soledad de la madre sin útero, soledad del que todo lo tiene y no le importa nada, soledad agria; soledad maquillada con una barra de labios rojo reventón, como los claveles de mi abuela, soledad del que no quiere estar solo y se revela, soledad de quien le falta lo que nadie supone...soledades, todas las soledades en una novela.

martes, 9 de febrero de 2010

ENTONCES CREERÉ QUE EL TIEMPO ES NADA
























Cuando las horas hayan sepultado la soledad
y los minutos hayan borrado la mirada
cuando nuestros silencios se rellenen de treguas
y tus caricias no retarden el reloj
cuando la ausencia se ahogue en siglos
y las estaciones no emborronen la espera
cuando la lluvia disuelva las palabras
y no haya prórrogas en noches de estrellas
entonces creeré que el tiempo es nada

domingo, 7 de febrero de 2010

AL TRASLUZ DE UN SILENCIO













Ni lastre, ni ancla
ni faro, ni escollera
viento que se disipa
pájaro en tierra
en el límite de la agonía
una sombra, una quimera
al trasluz de un silencio
nada es todo sin palabras
y con ellas
qué nos queda
todo, nada

viernes, 5 de febrero de 2010

SOÑÁNDONOS LAS MAÑANAS

















Acallando las noches
que ríen a carcajadas
volando sobre un suspiro
que me lleve a tu almohada
encendiendo la noche
con hogueras sin zarzas
en desiertos de charcos
con agua santificada
tú y yo perennes
soñándonos las mañanas

domingo, 31 de enero de 2010

LA NOCHE DESHABITADA








Alejado de mí
a la distancia en la que jamás seremos uno
tu brazo roza el mío
con el aire que llena el espacio que nos separa
sonrío
te siento
y siento que me sientes
a través del mismo aire que nos aleja

Hablas
me hablas
y son tus palabras caricias
y envuelto en la penumbra
de un pasillo oscuro
angosto
te diviso
te creo
y creo que me observas
en las huellas que mis pasos dejan
pero la distancia en milímetros
ahonda la falta
y el vacío se abre
como un agujero negro
que todo lo engulle
y solo queda tu voz

Hablo
te hablo
con la máscara de olvido
que ya no es rostro
y oyes mi canto de sirena
y tus piernas dan un paso
embrujadas
detenlas apretadas
contra tu olvido
pero las extremidades
recuerdan y avanzan

Tengo miedo
te veo tan cerca
la luz oscurece el día
la noche deshabitada espera.

viernes, 29 de enero de 2010

NADIE CANTA















Nadie canta nanas en los duelos
ni encalla su soledad en las olas
ni se sustenta de tormentas
ni aplaca su sed con rayos
ni se abriga con mantos de viento
ni gana en concursos de sequías
ni sabe de bálsamos para llagas de olvido
Nadie canta en los duelos
nadie canta, nadie canta...

sábado, 23 de enero de 2010

Y SIENTES









Y sientes
le sientes, te sientes
y temes
le temes, te temes
y dudas
le dudas, te dudas
y en la duda sigues caminando
tu recuerdo
su recuerdo
¿adónde fueron los pasos?

miércoles, 20 de enero de 2010

EN LA ORILLA DE SU PIEL (3)









Las olas rompen en los bancos de arena y rizan el manto oscuro del ocaso. El sonido calmo del agua acercándose a la orilla aventa el latido de sus corazones. Tritón espolea sus miedos. Aislados por el reflejo cuerdo de una luna embustera, caminan separados, unidos por el estigma de un dilema. Risas de niños y miradas otras ensordecen sus almas, se niegan, se acercan y alejan en una danza maldita bailada a los sones del deseo y la razón.
El abismo del mar vomita fantasmas adornados de corales blancos y cian. Las nubes se conjuran en una sinfonía de guerra sin esperanza. Pasean bordeando la razón. Él, como un director ciego frente a una partitura tatuada en el latido de su piel, eleva con suavidad su mano, no necesita batuta. Los primeros acordes revolotean entre las rocas de su deseo. Primer acorde. Su mano roza invisible la piel de ella que, adormilada, soñaba el tacto de una estrella de mar recorriendo su cuerpo. Miradas furtivas de cazadores clandestinos. La veda está cerrada pero el hambre es voraz enemigo de la razón. Segundo acorde acompasado de latidos desbocados. Rugen las olas, se levanta el poniente, el viento azota los rostros, los dedos se entrelazan en nudos de aire violento. Nubes oscuras en noche oscura barren el cielo. Choque de pedernales que encienden el horizonte, el mar se vacía y la tierra se abre. Deben buscar refugio. Una masa informe de manos les empujan hacia la rompiente. Corren, nadie sigue sus pasos. ¿Quién se guarda del mar arrojándose a él? Solos, con la lluvia que empapa sus cuerpos, solos, con los rayos que encienden sus bocas, solos, con el viento que azota su deseo, solos, juntos, húmedos, empapados, chorreando. El frío pasa por encima de último estertor de la tormenta. Neptuno, viejo y sentimental, agita su rayo y complaciente brinda dones para sus nuevos hijos: para ella una estrella de mar roja y negra que enreda en su pelo, para él un corcel que cabalga las olas del horizonte.
La tormenta va muriendo entre el pulso de los mares complacidos. Eolo descansa y del pedernal ya no saltan chispas. El bullicio silencia los truenos y la brisa arrastrará unos nombres que ya no vestirán ningún cuerpo.

sábado, 16 de enero de 2010

EN LA ORILLA DE SU PIEL (2)








La soledad se ha enganchado de la última hora del último rayo y se ha rasgado en mil voces que atrapan entre sus hilos a la cometa. La bruma desaparece como desaparecen los sueños. El estertor de la tarde les devuelve a sus vidas. Días separados por días. Caminantes de diferentes caminos. Coros de ángeles de cielos que no podrán pisar. El sol se va apagando y ella traspasa el umbral.
Ha entrado. La luz de la tarde se cuela por las rendijas y juega al veo-veo en las esquinas. Un puñado de sillas revueltas, de vasos a medio llenar, princesas de rosa y piratas con espadas de cartón, remolinos de risas, barras de otros labios, maquinillas de podar pasiones. Él se resiste a abandonar la inmensidad que vislumbra entre la hojarasca. Asido a la misma madera que ella acariciaba, siente la huella cálida que ha dejado olvidada. Inspira y el viento desalentado le niega su soplo. Boquea como un pez en la rompiente de los sueños. Grita. El eco enreda la voz entre los árboles que han dejado caer sus ramas derrotadas y la devuelve desmarañada, extenuada, moribunda. El eco se esconde entre los gritos de las primeras estrellas que espolean al día para robar un trozo de oscuridad a la noche. El viento ha plegado sus alas y el aroma del deseo queda varado a la orilla de su piel.

jueves, 14 de enero de 2010

EN LA ORILLA DE SU PIEL (1)









La brisa, cargada de sal, enmaraña su melena. Quisiera volar como las gaviotas y gritar como ellas cara al viento, pero el aire plomizo de levante aplasta sus sueños. Ella mira a través de la calima que atrapa al sol en la línea de fuga anclándolo, unas horas más, a esa tarde con redes anudadas de deseo. De pie, con los ojos puestos en el horizonte y la mirada perdida en quimeras esmeraldas, parece una estatua de bronce frente a los árboles que juegan al escondite con el salitre del mar.
Apoya las manos en la barandilla desgastada de madera que cubre el incandescente hierro oculto a los ojos. Estructura ígnea envuelta en un manto aislante. Manto desgastado por manos invisibles que alguna vez se posaron, acariciaron o agarraron desesperadas esa misma madera en otras tardes de calima o de calma chicha, o de marejada.
Quiebra el aire con cada inspiración arañándose con su puñal de sal afilado. Las gotas de sangre caen transparentes a otras miradas y son empapadas por algodones deshilachados que el viento le trae. El ventanal de madera desteñida sirve de frontera. Fuera es una cometa que, riendo, se alza y se aleja más y más. Una cometa que solo el soplo cálido del deseo puede arrastrar.