sábado, 16 de enero de 2010

EN LA ORILLA DE SU PIEL (2)








La soledad se ha enganchado de la última hora del último rayo y se ha rasgado en mil voces que atrapan entre sus hilos a la cometa. La bruma desaparece como desaparecen los sueños. El estertor de la tarde les devuelve a sus vidas. Días separados por días. Caminantes de diferentes caminos. Coros de ángeles de cielos que no podrán pisar. El sol se va apagando y ella traspasa el umbral.
Ha entrado. La luz de la tarde se cuela por las rendijas y juega al veo-veo en las esquinas. Un puñado de sillas revueltas, de vasos a medio llenar, princesas de rosa y piratas con espadas de cartón, remolinos de risas, barras de otros labios, maquinillas de podar pasiones. Él se resiste a abandonar la inmensidad que vislumbra entre la hojarasca. Asido a la misma madera que ella acariciaba, siente la huella cálida que ha dejado olvidada. Inspira y el viento desalentado le niega su soplo. Boquea como un pez en la rompiente de los sueños. Grita. El eco enreda la voz entre los árboles que han dejado caer sus ramas derrotadas y la devuelve desmarañada, extenuada, moribunda. El eco se esconde entre los gritos de las primeras estrellas que espolean al día para robar un trozo de oscuridad a la noche. El viento ha plegado sus alas y el aroma del deseo queda varado a la orilla de su piel.

4 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Lo describes tan bien que me parece verlos.

Besos.

Ricardo Miñana dijo...

Excelente texto y bonito blog,
un placer pasar por tu casa
que tengas una feliz semana
un abrazo
RMC

virgi dijo...

Por alguna parte vendrá un rayo de esperanza, tal vez entre la hojarasca y las sillas vacías.

Besitos

Paloma Sainz dijo...

Qué belleza, White.

Besos